Estudio cardiológico
Nadie duda que el músculo cardiaco es indispensable y por ello el sonido de sus latidos se asocia con la salud; sin embargo, tampoco se ignora que ese órgano puede sufrir enfermedades severas o mortales, por lo que someterse a revisión periódica para conocer su funcionamiento es una medida inteligente para prevenir complicaciones.
El tamaño del corazón es relativamente pequeño (parecido al puño de una persona) pero tal característica no es impedimento para que se le considere el músculo más importante del cuerpo humano. Ello se debe a que tiene las funciones de bombear sangre, repartir oxígeno y nutrientes a todo el organismo, sin olvidar que también ayuda a recolectar sustancias de desecho y a transportar hormonas y células de defensa cuando son requeridas.
Las enfermedades que sufre este órgano son comunes y afectan a millones de personas en todo el mundo ocasionando un importante número de decesos, pero lo más desafortunado, es que la mayoría de los problemas son previsibles. Decenas de miles de muertes anuales se podrían evitar si existiera el hábito de asistir a consulta médica para detectar oportunamente el inicio de algún padecimiento en el sistema circulatorio.
La medicina ha desarrollado diferentes exámenes diagnósticos que varían en la complejidad y que en conjunto permiten conocer cuál es el estado del corazón y saber si hay necesidad de llevar a cabo un tratamiento específico que detenga la evolución de algún padecimiento.
Estudios
Los exámenes para evaluar la salud son muy distintos ya que tienen el objetivo de valorar diferentes mecanismos; unos verifican la función eléctrica, mientras que otros detectan fallas circulatorias o estructurales con la finalidad de que el cardiólogo realice un diagnóstico confiable.
Por lo general la revisión efectuada por un especialista incluirá:
- Entrevista: mediante una plática se recopilan datos personales y antecedentes del paciente.
- Análisis de química sanguínea: para conocer los componentes de la sangre como son glucosa y altos niveles de azúcar, los cuales manifiestan desórdenes como ateroesclerosis y diabetes (relacionados directamente con infartos).
- Medición de la presión arterial.
- Electrocardiograma: mide la actividad eléctrica del corazón y permite conocer tanto el ritmo como el funcionamiento del músculo cardiaco.
- Radiografía de tórax: a través de este examen se puede conocer el tamaño y forma del corazón, así como su posición.
- Ecocardiograma doppler color: se trata de una prueba que emplea ondas de sonido para crear imágenes del músculo cardiaco en movimiento, es mucho más detallada que los rayos x y no expone al paciente a radiación.
- Prueba de esfuerzo: también llamada ergometría o examen de tolerancia al ejercicio, permite reconocer el funcionamiento del músculo cardiaco durante el ejercicio.
- Holter de 24 horas: es un estudio que valora los trastornos del ritmo cardiaco en caso de taquicardia o arritmias.
- MAPA (monitoreo ambulatorio de la presión arterial): se vigila y registra la presión arterial de 24 horas, en caso de que existan variaciones importantes.
Las pruebas para evaluar la actividad del corazón deben realizarse periódicamente por lo general una vez al año en personas mayores de 50 años, con los factores de riesgo descritos anteriormente o con antecedentes de enfermedades cardiacas.
Finalmente, le recordamos que las enfermedades del corazón representan un riesgo sólo cuando no reciben atención médica oportuna, por lo que le aconsejamos visitar a un cardiólogo para aclarar sus dudas sobre estos temas y para someterse a un examen que le permita conocer su salud cardiaca.
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Aportación del Dr. Josué Orozco Carballido
Cardiólogo.
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Tel. 5089-1410